Testimonio de Las Dos Erres: "Vi a mi padre y hermano colgados de un árbol"
Ramiro Cristales es un guatemalteco sobreviviente de la masacre de las Dos Erres, en 1982 en Petén. Vive porque un soldado que ahora está procesado por esa matanza lo llevó a su casa y lo adoptó, pero lo trató de una forma despiadada, lo que lo ha marcado de por vida. Ahora quiere justicia para las 250 víctimas, que incluyen a su padre, madre y un hermano, y quizá así pueda sanar las heridas en su mente.
La familia de Cristales, su padre Víctor, su progenitora Petrona y sus seis hermanos se fueron a la cama como normalmente lo hacían. Él tenía tres años de edad. Esa noche llegaron los kaibiles y los sacaron a todos. A Víctor y el hermano mayor los llevaron a una escuela, en tanto que Petrona y los niños a la iglesia.
"Teníamos miedo porque había mucha gente que rezaba y vimos a personas con armas y eso. Muchos decían, 'ya está, de esta no nos salvamos'", recuerda. Desde unas tablas de madera pudo ver cómo torturaban mujeres y mataban hombres. "Les golpeaban, arrojaban a pozos y había muchos colgando de los árboles. Se oía mujeres llorando y pidiendo ayuda". Su relato es confirmado por exámenes forenses.
Siempre en la escuela, un soldado lo separó de su madre y hermanos. Aún siendo un niño recuerda que esa noche pudo ver que cómo ellos murieron, lo que lo hizo llorar hasta que quedó dormido en un banco.
A la mañana siguiente, rodeado de cádaveres, lo recogió el soldado Santos Alonzo, que lejos de ser un salvador encarnó la próxima pesadilla que este hombre debía vivir. Ese día Cristales abandonó la aldea con el escalofriante recuerdo de ver a su padre y hermano mayor colgados de un árbol.
Aunque Alonzo llevó a Cristales a su casa y cambió sus papeles para tener su apellido, nunca fue su hijo. Lo trataban como perro, dormía en una pequeña cama plegable, lavaba su ropa, hacía trabajos manuales. Siempre le pegaban.
"Mi gran error fue mantenerme vivo", asegura Cristales pues desde que cumplió los 18 años pudo salir de esa casa para iniciar la carrera militar. En su mente corría la idea de indagar sobre las causas de la masacre.
Gracias a la búsqueda de sobrevivientes que hizo la Asociación de Familiares de Desaparecidos de Guatemala (Famdegua), el agraviado pudo conocer a sus abuelos maternos y asumir el reto de testificar contra Alonzo -ya detenido-, y otros militares.
Ahora que es un testigo clave para llevar a soldados ante la justicia, Cristales asegura: "Lo único que pido es justicia. Las autoridades tienen que hacer algo".
Alonzo fue detenido en febrero último en Texas por haber entrado sin papeles a Estados Unidos. Otros tres ex kaibiles, Jorge Vinicio Sosa, Pedro Pimentel y Gilberto Jordan, fueron detenidos a principios de mes en California.
En esta misma causa habían sido detenidos con anterioridad Manuel Pop Sun, Reyes Collin Gualip y Carlos Antonio Carías, quienes están en prisión preventiva.
Fuente: prensalibre.com.gt
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