domingo, 2 de mayo de 2010

¿Quien discrimina?

¿Quien discrimina?
UNA COLORADA (columna Internacional)
Por: Lilia Cisneros Luján
3 de mayo del 2010

El condicionamiento conductual de las masas, puede corroborarse en las reacciones que ha propiciado la llamada ley Arizona (SB1070). No pudo haber mejor argumento para que el subconsciente mexicano dejara en segundo plano temas como los miles de muertos, la falacia de los empleos creados, la pederastia, las indagatorias judiciales no resueltas o los problemas de salud propiciados por el excesivo consumo de azúcar, edulcorantes y químicos. Si a ello le agregamos un larguísimo puente, cuyo contenido histórico se borrará de la mente de los paseantes que ya olvidaron la torpe oferta de cancelar la secretaría de turismo, la robotización de los descendientes del Anahuac se puede considerar …… digamos exitosa.

En cuanto a lo aprobado por los legisladores de Arizona, es mucha ya la tinta ocupada para justificar o rechazar la tan mentada ley. En un extremo, se ha dicho que violenta los derechos humanos, es fascista, propiciada por grupos neo nazis y con dedicatoria puntual para las personas de origen mexicano que, por “la panza de sus mujeres” -como dijera alguna vez César Chávez líder defensor de los trabajadores agrícolas hispanos en ese país- ha logrado ser la primera minoría. Quienes la defienden aducen los derechos derivados de su soberanía y dan rienda suelta a una serie de emociones y conceptos reprimidos en algunos grupos -me consta y lo sufrí alguna vez en un restaurante de comida rápida a donde llegamos turistas de varios países, dejándonos sin atender, inclusive a europeos, solo por hablar español- que tienen un nivel de cultura y madurez emocional muy limitado.

Lo que “convenientemente ocultan”, los presidentes de México y Estados Unidos, es que la dichosa ley, no es otra cosa que un golpe pre electoral contra los demócratas, donde el riesgo de posibles boicots comerciales, seguramente está calculado y en el cual la población más afectada no será la de inmigrantes ilegales, sino los ciudadanos americanos de origen latino, cuyos negocios, comercios y en general estatus están quebrando. Si el señor Obama no comprende, que esto es una respuesta a su apretado triunfo legislativo en materia de salud -lo cual arrancó pingües ganancias de las manos a muchos usureros de la medicina- la estrategia de respuesta muy probablemente será equivocada. A Obama ya le han estado reclamando por no resolver el asunto de la migración; alebrestar este gallinero, fue sin lugar a duda un acierto de los republicanos. Pretender que con porras en el idioma de Cervantes o con manifestaciones de quienes apoyan a los sin papeles, las cosas van cambiar es abrevar en la fuente de la inocencia. ¿Porque nos convertimos en instrumento de esta lucha ajena?

Por lo que toca al considerado “patio trasero” por quienes aplauden la ley de la gobernadora con pretensiones arias, la gente pensante tiene muy claro que el asunto para millones de connacionales expulsados debiera resolverse aquí. ¿Por qué les es tan fácil a los vecinos del norte intervenir –en el discurso y en los hechos- en nuestros asuntos internos? ¿Tendrá que ver esto con la migración norteamericana que prácticamente controla, las playas, fronteras y ciudades tan emblemáticas como San Miguel Allende, Álamos o Ajiquic? Sin desestimar estos hechos, también es verdad simple que muchos millones de mexicanos ya no están identificados con su país de origen. Se habla de 20 millones –los indocumentados, cuya característica es la gran movilidad que les permite ser invisibles, son los que hacen indefinida esa cifra- Se dice que el perfil de migrantes ha cambiado –en los 90 eran hombres los que se aventuraban- y que hoy mujeres y niños se exponen a horrores en la búsqueda de mejores opciones de vida, que las reducidas a mendigar o delinquir en su patria. Se advierte que la cifra de arrestos disminuyó en 50% -del 2006 al 2008- sin que se sepa a ciencia cierta si esto es resultado de la disminución en el flujo de aspirantes al American Way life, al aumento de controles, al miedo de ser arrestado o morir o simplemente a la astucia que les ayuda a ser ignorados a cambio de salarios bajos y carencia de servicios sociales.

En el próximo paseo del inquilino de los pinos por territorio yanqui, se ha dicho que el tema toral será la migración, ¡Falso! y en todo caso imprudente, pues dicho problema debería abordarse de este lado de la frontera, creando oportunidades para los más de 21 mil niños que fueron repatriados el año pasado -13 mil 110 regresaron sin compañía y 8 mil 110 con algún familiar- [1]. Si las personas que aquí hemos nacido, no fuéramos excluidas y discriminadas –por razón de edad, sexo, ideología o partido- si al pequeño propietario, al profesionistas libre o al emprendedor social no los neutralizaran las corporaciones y monopolios –comerciales y hasta altruistas- y si en general la población recibiera una educación suficiente; en vez de rechazarnos, los del otro lado, les pedirían de favor a nuestros paisanos su ayuda en las labores que ellos necesitan sin la tentación de controlar sus vidas y los hacerlos victimas a toda suerte de abusos.

Y ya que de autocrítica hablamos, las áreas pertinentes de la Secretaría de Gobernación, tendrían que ver la viga del ojo propio, evitado las atrocidades que se cometen en la frontera sur y a lo largo del territorio, en contra de emigrantes de centro y sur América. Para nada estamos libres de culpa, ni pensar en que tengamos derecho de arrogar una primera piedra. Sí esta mal que en Arizona, Europa o en el lejano oriente se discrimine a quien honestamente busca trabajar y mejorar sus condiciones de vida, pero peor resulta el querer ordenar en la otra casa antes de crear las mejores condiciones en la propia.

Por lo pronto nuestra felicitación y reconocimiento a quienes desde diversas trincheras defienden a los perseguidos, crean empleos o se atreven a denunciar y hasta abanderan estos temas, que a partir del análisis evitarán en lo posible, que la materia gris se convierta en piedra. Ojala que esta ley nos moviera revisar las consecuencias de una sociedad globalizada y centrada en la lucha por el poder y la riqueza. Sí logramos un cambio, seguramente la migración no será por necesidad y los abusos disminuirán como consecuencia de la justicia.
TVCC

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