sábado, 29 de mayo de 2010

La valentía de Delfina Vicente



La valentía de Delfina Vicente

Alerta urgente: se le amenaza e intimida.
Anamaría Cofiño K.
Pasa el tiempo y los sindicatos siguen siendo mal vistos por la patronal, especialmente en las maquilas, donde ha sido una batalla lograr que la organización de los trabajadores sobreviva. Estos empresarios han sido denunciados por abusos de toda índole, desde las violaciones a los derechos laborales, hasta la discriminación y el acoso sexual. Las autoridades no han defendido a los trabajadores, sino a los inversionistas, muchas veces extranjeros, que vienen a instalar maquilas en un país donde la impunidad les garantiza el enriquecimiento fácil.

Delfina Vicente Yac es una jovencita indígena que ha tenido el valor de demandar lo que por justicia y por derecho le corresponde a ella y a todos los trabajadores. Es una mujer decidida que sabe que su lucha es respaldada por la ley, por los tratados internacionales y por personas y organizaciones que se solidarizan con la causa.
La empresa SAE A International, que fabrica piezas para marcas como GAP, no sólo les escatima los pagos, el goce de sus vacaciones, sino que tampoco les procura condiciones dignas para trabajar. Delfina, como ayudante de operador, debe permanecer de pie durante largas horas, sin que se considere su estado de gravidez. La gente come en el piso, sentada en las banquetas, porque el comedor que existe es muy pequeño para siete mil obreros. Al baño no pueden ir cuando tienen ganas. Las enfermedades no se hacen esperar.

Escuchar y ver a Delfina Vicente genera simpatía porque su relato es el de miles de mujeres en todo el mundo que sin saber leer, a veces sin hablar el idioma y enfrentando riesgos, se plantan con firmeza ante a los poderosos que no se tientan el alma para amenazarlas o para matarlas, como sigue sucediendo en este tiempo. Ser dirigente de un sindicato en una maquila es ser blanco de las intimidaciones de jefes de personal, vigilantes y hasta de los directivos. Delfina hizo pública la manera en que un gerente, de origen coreano, la llama a su oficina para hacerla desistir de su empeño de sostener al sindicato y la intimida.

No es este el único caso en el que el Ministro de Trabajo es señalado de ponerse del lado empresarial, y de incumplir con su mandato de velar porque se respeten las leyes. Es tan profundo el nivel de corrupción existente en las instituciones, que estos hombres han perfeccionado sus métodos para obstaculizar la democratización: recurren a tácticas dilatorias en los procesos, utilizan la difamación, dividen a los obreros, provocando confrontaciones entre ellos, además de las amenazas, los seguimientos y la vigilancia. Nos unimos al llamado a solidarizarse con Delfina Vicente, manifestando nuestro rechazo ante las autoridades guatemaltecas por tolerar y permitir estos actos de violencia contra las trabajadoras. Ella no está sola en su resistencia.
Fuente: www.elperiodico.com.gt

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