CASTRESANA Y SU RENUNCIA
Editorial del Diario de Centroamércia
En Guatemala siguen las tormentas, se aplacan unas dejando destrozos y se avecinan otras, igual golpeando una sociedad lastimada, desinformada y con ganas también de la dulce renuncia a un lugar, con el ánimo dispuesto para un cambio que solo está previsto para los que no son guatemaltecos. Nosotros debemos encarar todos los cambios, los embates y la violencia que provengan con el tiempo.
El doctor Castresana se va y aún en su golpe de ida quiere también embestir a todo aquello que sigue mal y no queremos verlo, o no nos dejan verlo. La acusación sobre el Jefe Fiscal es seria y compromete a muchas personas que suponíamos fuera de las fuerzas del Estado. Estas organizaciones son las que pusieron tanto problema al Director de la Cicig y al Ministerio Público y dejan al país en un momento en que lo que menos necesita es un terremoto político.
Urge que veamos las cosas como sucedieron, y cabalmente esto es lo imposible. Al final nos queda el recuerdo de una persona que trató por todos los medios de lograr su objetivo, la serie de habladurías que son producidas para que una sociedad calcada en la costumbre de la impunidad y la impotencia, crea y reaccione contra lo que debe hacerse. Esta vez el juez puede cambiarse y tendrá que escogerse aquel que no pueda ser envuelto en la información mal intencionada. Al final Castresana se va, y esto nos muestra qué clase de enemigo tenemos que enfrentar. Estas son estructuras que no quieren apartarse de lo que parasitan y tampoco del metódico terror, que como vemos amenaza incluso a los nombrados por la organización de las naciones del mundo. Es lo preocupante y también lo desalentador: la desinformación logra tanta confusión, levanta tanto limo del fondo, que hace imposible la pura visión, la visión sin el corrupto lente que nos hace asimilarla sin crítica.
Ahora de nuevo nos enfrentaremos al sí y al no de las acusaciones de Castresana, a ver cómo reaccionan los encargados de velar por la justicia en esta tierra azotada por fuerzas negativas que parecen concentrarse en ella. Ahora volvemos a empezar en la lucha que no tiene ni cuartel ni un final próximo, sino, por el contrario, ahora se cierra otro capítulo para empezar uno nuevo, y así darle tiempo al tiempo para que al final puedan vencernos. Pero no será así. El nuevo fiscal vendrá con las lecciones aprendidas por la Cicig y la sociedad tendrá que apoyar sostenidamente sus acciones para que no puedan desinformar y jugar con un momento que es crucial para Guatemala.
Sin embargo, después de todo este proceso lo que queda claro es la falta de participación de la sociedad, su fuerza de apoyo, su opinión esclarecedora. Lo único que nos queda es el compromiso por un futuro. Quizás así mejore la suerte para nuestros hijos. Falta nuestra voz y falta nuestra disposición. Así que tengamos también presente nuestra responsabilidad en todo lo que ocurre.
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