fuente: www.eluniversal.com
Fotos Arturo Albizures
Guatemala.- Un grupo de indígenas guatemaltecas que fueron violadas por militares durante la guerra que padeció este país (1960-1996), rompió su silencio y con desgarradores testimonios exigió justicia por esos vejámenes.
"Yo soy una mujer indígena que vivía feliz con mi esposo y un hijo de un mes, hasta que un día llegaron hombres del Ejército a mi casa y me violaron", relató con la voz entrecortada una de las miles de víctimas de estos casos que se calcula que hubo en los años 80 del siglo pasado, indicó Efe.
Su relato formó parte del denominado "Tribunal de conciencia contra la violación sexual de las mujeres durante el conflicto armado", un acto simbólico celebrado en la capital guatemalteca y organizado por agrupaciones humanitarias que desde hace seis años trabajan con las supervivientes de estas agresiones.
Proyectada en una silueta para proteger su identidad y garantizar su vida, esta mujer narró los horrores sufridos a manos de los soldados.
"Yo grité por miedo, pero nadie me escuchó, estaba sola, me pegaron y me tiraron al suelo. Primero me violó uno y luego otro. Ellos se reían mientras me violaban y me dejaron desangrando", detalló.
La mujer dijo que, por temor, no le contó lo sucedido ni a su esposo ni a su familia, porque la amenazaron con matarla.
"No hablé con nadie, me quedé callada, sufriendo mi dolor, y me fui a refugiar a México, pero hoy estoy aquí para exigir justicia y para que se enteren de lo que sufrí", señaló.
Comentó que debido a la violación sexual ha sufrido discriminación en su propio pueblo, que no identificó por razones de seguridad, dónde la llamaban "la mujer de los soldados".
"Estoy aquí para pedir justicia para todas las mujeres que murieron durante el conflicto armado sin poder hablar y para que no vuelva a pasar lo mismo de la guerra", enfatizó.
Más desgarrador fue el testimonio de otra indígena, a quien los militares violaron y dejaron embarazada.
"Yo estaba en mi casa sola cuando llegaron los ejércitos (los soldados) y me violaron. No me desperté hasta el otro día, lastimada y sangrada, tirada en el suelo", relató.
Según esta mujer, los militares la dejaron embarazada y tuvo un hijo que ahora le exige conocer a su padre.
"Yo no se lo puedo presentar porque no sé quién es", dijo la mujer con voz quebrada, quien también ocultó su identidad detrás de una tela que sólo permitirá observar su silueta.
"No soy la única mujer que pasó eso. A otras las mataron y nos duele, porque fuimos las indígenas las que más sufrimos", aseguró.
Aunque estas mujeres aún sienten miedo y vergüenza por los vejámenes de que fueron víctima hace más de 20 años, han roto su silencio en busca de que el Estado haga justicia con sus casos.
El Tribunal de Conciencia, explicó Maya Alvarado, de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG), organizadora del evento, ofrece una especie de "justicia simbólica y alternativa", para que las víctimas cuenten su sufrimiento.
Con sus testimonios, las mujeres, en su mayoría indígenas, no sólo buscan que se conozca su tragedia sino también que los hechos sean considerados como "crímenes de guerra y de lesa humanidad", y sean juzgados.
La activista dijo que no se tienen estadísticas de las mujeres que sufrieron vejámenes por parte de los militares, pero se estima que fueron "cientos de miles".
Alvarado comentó que el gubernamental Programa Nacional de Resarcimiento oficial ha recogido algunos testimonios y ha comenzado a resarcir a las mujeres que sufrieron violaciones.
Ese programa ha entregado indemnizaciones de unos 500 dólares a cada víctima, pero en la mayoría de los casos por ser viudas de la guerra y en muy pocos por haber sufrido violaciones.
Además, dijo, en el informe "Memorias del Silencio" de la Comisión del Esclarecimiento Histórico (CEH), quedaron plasmados los desgarradores testimonios de alguna mujeres que fueron violadas por los militares durante la guerra.
El conflicto bélico, que acabó en diciembre de 1996 con la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno y la guerrilla, dejó más de 250.000 víctimas, entre muertos y desaparecidos, según la CEH.
Hasta ahora, sostuvo Alvarado, ningún caso de violación sexual durante la guerra ha sido investigado y mucho menos juzgado, por lo que los hechos permanecen en "total impunidad".
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