A 30 años de la masacre
La matanza en la Embajada de España.
Por: Miguel Ángel Albizures
Quienes nacieron el 31 de enero de 1980 y sobrevivieron a la feroz persecución y a las masacres, hoy tienen 30 años y sus padres, hermanos o amigos sobrevivientes, les han de contar, porque nada dicen aún en las escuelas de los hechos bestiales que se cometieron, como fue la quema viva de 39 personas en la sede de la Embajada de España, o cómo sobrevivieron en medio de la selva o huyendo a la frontera en busca del refugio mexicano. Les contarán de aquellos hombres y mujeres que en busca de apoyo llegaron a la gran ciudad, tocaron las puertas de organizaciones, de los medios de comunicación, de las iglesias, de instituciones internacionales denunciando la presencia de la muerte en sus comunidades. Les contarán de los cuerpos calcinados y de dos hombres que salvaron milagrosamente la vida y que uno vive para contar y acusar, y el otro fue sacado violentamente del hospital y arrojado su cadáver en el campus universitario, para demostrar el alto grado de impunidad con que actuaban las fuerzas policiales de la época.
Les contarán, porque los afectados no olvidamos, ni queremos olvidar, porque tal como se dice, un pueblo que olvida su historia, no podrá construir su futuro y todo futuro es mejor si los errores y los hechos criminales del pasado se toman en cuenta para que no vuelvan a suceder. El próximo domingo 31, se cumplen 30 años de la masacre en la Embajada de España. ¿Se le olvidó al Ministerio Público seguir las pesquisas? ¿Archivarían el expediente después de la muerte de Lucas García, Valiente Téllez y Germán Chupina? ¿Se olvidarán que por esa época también estaban Donaldo Álvarez y Pedro García Arredondo y otros cuantos que ni siquiera son prófugos de la justicia? Hay que continuar la persecución de los corruptos de ayer y hoy, pero también de los responsables del holocausto del que aún no se repone Guatemala.
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