martes, 13 de abril de 2010

LA DERECHA OLIGÁRQUICA PREPARA EL CAMINO

LA DERECHA OLIGÁRQUICA PREPARA EL CAMINO
Por: Pablo Monsanto
A partir de la firma de la paz en Guatemala, los gobiernos estadounidenses han afianzado aún más el control de la situación política, y los partidos de la derecha desarrollan campañas desinformativas hacia la población, principalmente, en los períodos electorales.

Los Estados Unidos está aplicando estrategias de dominio a fin de mantener el control en el continente americano, para, de esa manera, garantizar los recursos, las materias primas y la mano de obra barata que necesitan. En esa estrategia intervienen los capitales financieros de los Estados Unidos y el de otras potencias económicas del mundo, quienes ahora, en América Latina, están alimentando y fortaleciendo a la derecha de cada país. Coordinan, con el apoyo estadounidense, las acciones cuyo objetivo central es cambiar la situación creada a partir de la revolución bolivariana de Venezuela, a la que buscan aislar en el continente apoyados por las oligarquías nacionales de los otros países; prueba de ello, la instalación de bases militares en Colombia y la amenaza de un enfrentamiento militar.

Los círculos estadounidenses más reaccionarios impulsan también políticas de aglutinamiento de los sectores empresariales, con el objeto de desestabilizar a los regímenes democráticos y a los revolucionarios. Fortalecen a los partidos y fuerzas políticas de la derecha, y con acciones perturbadoras crean un ambiente propicio para garantizar ganar las elecciones.

Antes de la firma de la paz, en el caso de Guatemala, era el ejército la institución que jugaba ese papel; pero, como el riesgo que representaban las fuerzas revolucionarias para la toma del poder político con sus fuerzas guerrilleras desapareció, ahora, fortalecen a las fuerzas políticas controladas por la oligarquía, a pesar que éstas en su estrategia actual no descartan acciones violentas como golpes de Estado, así como ocurrió en Honduras.
Además, la posición geopolítica de Guatemala convierte al país en un objetivo estratégico permanente de los intereses estadounidenses en la región. Eso también lo saben los sectores más recalcitrantes de la oligarquía nacional y, con esa base, estrechan cada vez más los vínculos con los círculos más reaccionarios tanto de los republicanos como de los demócratas de Estados Unidos de Norte América.
Esa alianza es la que ha estado funcionando para presionar al gobierno de Álvaro Colom en Guatemala; esa es la alianza que aprovecha y promueve las situaciones de crisis económica y política para desgastarlo estratégicamente, a fin de favorecer a los partidos y bancadas que se pliegan a los mandatos de la cúpula empresarial.
De la misma forma, mantienen las coordinaciones con las oligarquías de El Salvador y Honduras. El golpe de Estado contra el empresario y ganadero Manuel Zelaya no se hubiera producido en Honduras sin la intervención de esos círculos reaccionarios estadounidenses y de la oligarquía guatemalteca. De la misma forma, el reconocimiento del actual gobierno de Honduras es consecuencia de eso.
La derecha oligárquica guatemalteca, expresión política de los intereses de la cúpula empresarial del país, desarrolla con enormes recursos de todo tipo y con la mayor cuota del poder real, una serie de planes que tienden hacer fracasar la gestión gubernamental y a crear una situación contraria a la aceptación de las políticas públicas de asistencia que favorecen a las mayorías más desprotegidas de la población; planes con el propósito de desprestigiar, en general, las posiciones políticas de la actual administración. O sea, crear la idea de que todo lo que viene o hace el actual gobierno está condenado al fracaso.
El gobierno de la UNE enfrenta las estrategias de la derecha oligárquica aliada al crimen organizado, desde posiciones de debilidad y sin ideas claras respecto de lo que puede hacer con los recursos humanos y con los posibles aliados, para aprovechar al máximo la cuota importante de poder que tiene. No ha sabido manejar con eficiencia la cuota de poder político y, por el contrario, ha actuado en algunos casos hasta con torpeza.
La conducción política en los momentos de crisis ha sido muy deficiente, al grado que se ha sustituido la acción política por componendas y negociaciones desventajosas que ingenuamente realizan para evadir la confrontación política. Le temen a la lucha política y sólo la conciben en el plano jurídico y “legal”; no confían en las masas y su relación con ellas la realizan sobre la base del clientelismo político.
Si el gobierno de Álvaro Colom y la UNE no corrige el rumbo, podría terminar su período con un alto nivel de desgaste político que también podría arrastrar a la débil izquierda. De esa manera, la derecha podría crear las condiciones para recuperar el poder absoluto de los sectores más reaccionarios de la oligarquía nacional y de sus aliados extranjeros.
Existen actualmente 14 grupos parlamentarios en el Congreso de la República con 158 diputados. Para aprobar una ley por la vía normal se necesitan 80 votos, y por la vía de la “urgencia nacional”, 105 votos. La bancada oficial sólo cuenta con 33 diputados, con quienes en su mayoría tienen que estar negociando para que no se nieguen a apoyar las propuestas del ejecutivo; y si la alianza parlamentaria con la bancada GANA funciona llegan a 58 votos.
Entre las bancadas que están plegadas a los mandatos de la derecha oligárquica están la del PP, Partido Patriota; la de la autollamada LÍDER; la de CASA; y la de Encuentro por Guatemala, las que en su conjunto suman más de setenta votos, lo cual dificulta la aprobación de leyes de beneficio social.
Cualquier iniciativa en esas condiciones, tiene obligatoriamente que ser negociada con los sectores económicos más poderosos; es decir, con la oligarquía más reaccionaria y antidemocrática, o sea, con el grupo que política, económica y financieramente ha estado enfrentando, atacando y oponiéndose a los programas de beneficio social que la corriente política y económica que se expresa a través de la UNE, trata de llevar adelante.
Las otras bancadas como la del FRG, la del Partido Unionista, de UCN, del PAN, UD, y el grupo de diputados agrupados sin partido, son los que están en disputa para definir a favor o en contra de cualquier posición. URNG está sola; sólo en aquellas ocasiones en que ninguna de las corrientes dominantes logra una mayoría absoluta, puede ser bisagra para tomar posiciones.
Esa situación explica por qué no se aprobó el presupuesto del 2010, y por qué hasta ahora no ha sido posible la aprobación del paquete tributario.
A partir de enero se ha intentado sustituir el debate que en el Congreso se da en la instancia de “Jefes de Bloque” por el llamado y ya muy desgastado “Dialogo Nacional”, el cual ha sido torpedeado innumerables veces por la cúpula empresarial que se opone abierta y públicamente a través de todos los medios a los planes del gobierno, que detiene la actividad gubernamental y se aprovecha para alterar las relaciones comerciales en su beneficio.
A esto, hay que agregar que la mayoría de diputados de la UNE no cuentan con formación ideológica y política; y que por la forma en que ese partido y especialmente la bancada se conducen, no se producen propuestas o iniciativas que neutralicen políticamente a quienes se han colocado en la primera fila para combatir los programas de beneficio social, y para criticar la incapacidad de garantizar la seguridad ciudadana y el combate a la delincuencia y crimen organizado, ya que eso no se logra con bravuconadas o actitudes ridículas.
Además, con el informe Castresana que liberó a la pareja presidencial de toda responsabilidad en los hechos del caso Rosenberg, el grupo de empresarios que forman parte de la rosca que hace todo lo posible para tener controlado y dominado al presidente, se fortaleció. Ese pequeño grupo empresarial sigue haciendo negocios a granel y ha alimentado la corrupción en los espacios intermedios del gobierno, a tal grado que algunos funcionarios medios se han enriquecido con el dinero del Estado y han abandonado sus funciones y tareas principales que están relacionadas con la seguridad ciudadana y nacional.
Consecuencia de eso son los “negocios” del último ex ministro de gobernación, quien obviamente no los hizo solo; ahí están involucrados otros personajes vinculados siempre con el sistema general de la seguridad nacional. La presencia de la mafia y el crimen organizado en todas las instituciones del Estado, es posible por esa situación que se ha convertido en un fuerte obstáculo para la urgente depuración que se demanda en esas instituciones.
A este gobierno, como reflejo de su composición heterogénea, se han ido integrando personas provenientes de las distintas organizaciones de izquierda. Algunas de ellas acompañan a la primera dama en sus programas y planes; son quienes están introduciendo elementos políticos e ideológicos de contenido popular al partido UNE y quienes han dado lugar al inicio de una restructuración organizativa del partido a nivel nacional. Son los que realizan actividades políticas que van en dirección a crear las condiciones subjetivas para montar la campaña electoral de 2011, con miras al triunfo electoral que garantice la continuidad en el ejercicio del poder. También, algunos de ellos son los que participan en la conducción de los mecanismos de cohesión social; sin embargo, con su intervención no consiguen evitar que quienes hacen llegar los beneficios directamente hasta la población, se queden con una parte alícuota de lo que entregan, acumulando así riqueza ajena. Eso les ha hecho grave daño a esos programas sociales y al gobierno, y, además, ha facilitado a la derecha oligárquica partidista utilizar esa corrupción para combatir las actividades de quienes distribuyen los beneficios a la población más necesitada del país.
La diputada que promovió la destitución del Ministro de Educación, al darse cuenta de la fragilidad del mecanismo, lo aprovechó para cumplir con orientaciones de quienes espían las actividades del gobierno y le pasan la información precisa para actuar.
Ahí se ha reflejado otra parte de la estrategia de la derecha: aprovechando el combate a esas actividades ilícitas, empiezan a promover otra de las piezas políticas, posiblemente, con miras a crear una opción que obviamente le arrebataría un porcentaje importante de votos al proyecto de continuidad de la UNE en el gobierno. En este tema, el gobierno ha caído en el juego de la derecha oligárquica con una incompetencia irrebatible y con una incapacidad política evidente para hacerle frente con efectividad al ataque directo a quien se menciona como cabeza de la continuidad del proyecto. Se trata, en ese caso, de enfrentar a una fémina contra la otra, con poderes distintos y con intereses y proyectos diferentes. Esto electoralmente produce efectos de impacto, en tanto se evaden los temas más importantes que aquejan al país y en especial a quienes materialmente se mueren de hambre.
Son veinte los partidos políticos legalmente inscritos y cuatro comités que están por convertirse en partidos. De esos, sólo dos podrían identificarse como de izquierda; los demás son de derecha o centro derecha con sus matices.
Con la captura y encarcelamiento del ex presidente Portillo, más el cumplimiento de la solicitud de su extradición que sienta un precedente funesto para el país, el frente político que él intentaba formar con varios partidos inscritos se detiene, y es casi seguro que ya no puede llevarse a término. Los medios de difusión controlados por la derecha oligárquica así lo han expresado con júbilo, pues daba la impresión que la posibilidad de la concreción del frente tenía preocupados a esos sectores.
Entre los escogidos por la cúpula oligárquica está una de las opciones que se manifiestan en el Congreso de la República, el llamado Partido Patriota. Las otras opciones a las que no dejan de atender en el ajedrez de los poderosos, son peones utilizados para dividir el voto contrario a los intereses de la cúpula empresarial, y quienes, por supuesto, podrán tener su cuota de poder pero sin sobrepasar significativamente a la que han tenido hasta ahora.
La opción de la derecha protestante y fundamentalista se ha fortalecido, y figura como una alternativa que podría sustituir a la derecha autoritaria. Esa opción significa un reto para la iglesia católica, quien, por cierto, ha expresado su apoyo a la derecha con más claridad a partir del golpe de Estado en Honduras.
La izquierda, aunque está desarrollando un proceso de unidad en varios niveles, sigue en su expresión política y organizativa, dispersa y dividida. Todavía no logra crear una opción política contraria y diferente a las de la derecha en general. Hace falta ponerse de acuerdo en la creación de un frente amplio de izquierda a nivel nacional, con base en una plataforma de lucha política que tenga los objetivos de enfrentar a la oligarquía nacional y extranjera. En la actual coyuntura, lo que debe unificar a todas las corrientes de izquierda y al movimiento social y popular, debe ser el propósito de luchar para contribuir—con todos los medios y recursos posibles—a impedir que la derecha oligárquica logre su objetivo de volver a tener en sus manos el poder absoluto del Estado, y que siga obstaculizando su democratización.
Este elemento de carácter estratégico debe ser el que sirva como punto de referencia para la acción unitaria política y reivindicativa, el cual debe estar enfocado claramente contra la derecha oligárquica y contra la estrategia del imperio del capital financiero internacional que nos domina.

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